Y uno aún sin creer,aún sin tener,uno espera.
Uno espera por instinto,por intuición,
por convicción o tal vez porque muy en el fondo,
consiente e inconscientemente
deseamos aferrarnos a algo o a alguien.
Olvidándonos que lo que verdaderamente
debemos de abrigar,evitando que se congele
corriendo el riesgo de rompernos en mil pedazos,
es nuestra esperanza.
Verónica Treviño

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