En el país del olvido vive la reina Azul. Ahí,alejada del mundo y sumergida en sus libros,pasa sus días como pasa una página con su dedo mojado y sus sueños a un lado.
Pero en este mundo cambiante,nada es para siempre y mucho menos constante. Así que un día,de esos en los que pasaba una página con su dedo mojado,sin pensarlo y sin desearlo,apareció un caballero en los jardines del castillo,paseaba despreocupado con su cabello largo y despeinado,sonrisa apretada,ceño fruncido y unos ojos misteriosos que se ocultaban bajo unas gafas oscuras,que usaba tal vez como escudo de protección para no desnudar sus pensamientos.
La reina perpleja,se acercó desconfiada. Titubeo temerosa,era comprensible,después de un largo tiempo alejada del mundo.
Comenzaron a hablar,ella de sus libros,el de sus deseos. Así pasaron las horas,como páginas leídas de un solo golpe. Ella fascinada,el entusiasmado,pero como dije antes en este este mundo cambiante,en el que el cielo no siempre es azul,pero las lágrimas siempre tendrán el sabor del mar. Sucedió aquello que en un principio la reina Azul,temerosa intuyó y sin sentido se enamoró. Su corazón confundido no sabía si llamar a la orquesta o ponerse en toque de queda.
El caballero de la sonrisa apretada,ceño fruncido y cabello despeinado,la tomo de la mano,descubrió sus misteriosos ojos y la reina no sólo pudo leer en ellos la más sublime oda poética jamás leída,sino que pudo escuchar violines en el cielo.
